Siempre de mudanza

MUDANZA1Nunca me acostumbraré a mudarme. Es curioso. Me encanta vivir en sitios distintos, descubrir nuevos lugares, pero la parte de mover mi vida en cajas me parece aterradora. Casi me entran sudores fríos sólo de pensarlo, pero claro, ¡me tenía que ganar el título de ‘Nómada de mudanza‘!

Nunca creo que me mude tantas veces como este año. En los últimos 10 meses es la sexta vez que me mudo. ¡La sexta! y en concreto, en agosto cambié de casa tres veces. Nuevo piso, cama, barrio e incluso ciudad, para algunos puede sonar divertido, a veces hasta lo es, pero es ¡agotador! Eso os lo prometo.

Las mudanzas son un desgaste de tiempo y energía increíble, pero no sólo las mudanzas. La búsqueda puede ser mucho peor, sobre todo, en París (puedes ver: ‘Cómo buscar un piso en #Paris‘). Todo carísimo, te piden un aval, te cuelgan el teléfono en cuanto se dan cuenta de que no eres francés etc etc. Cuando por fin consigues una visita es como un casting. Esas son las peores. Llegas al portal y hay varias personas esperando. Todos quieren lo mismo que tú: EL estudio/habitación. Todos desesperados y cansados de buscar. Del rechazo. Toca ‘hacer comedia‘, ser el más majo, el más ‘cool‘, el más limpio, el más divertido…Si esto no te parece extenuante, ¡prueba la experiencia!

LA BÚSQUEDA

Ponte en situación: no tienes un techo y tu presupuesto no te permite vivir por siempre en Airbnb o en pequeños hotelitos. La situación es cada vez más y más urgente. Sientes como tu pulso se acelera cada vez que ves un sitio nuevo, ya casi no tienes exigencias, podrías vivir en cualquier sitio, sólo quieres un rinconcito donde dormir. Te olvidas de pedir una lavadora, una cama doble, un somier o ese tipo de cosas que te harían la vida más fácil, pero que en realidad, no necesitas. Vuelves a los básicos: un colchón, un armario y si es posible, una mesa, ¡eso es todo lo que pides!

Te suscribes a todas las webs de búsqueda de alojamiento, te unes a todos los grupos de Facebook habidos y por haber, pero lo mejor son los contactos. ¡Para qué negarlo! Un amigo de un amigo que busca compañero de piso, el tío de tu vecino que alquila un estudio o algo así, pero claro, cuando eres nuevo en una ciudad no sueles tener muchos ‘contactos‘, aunque siempre podrás hacer una publicación para TODOS tus amigos de Facebook; el mundo es un pañuelo: siempre hay alguien que conoce a alguien.

Te cansas de que te digan que tu sueldo no es suficiente, que tienes que cobrar tres veces más que el alquiler. MÍNIMO. De que te pidan un aval millonario, tus últimas tres nóminas, declaraciones de la renta y hasta fotocopia de tu contrato. Sí, lo de Francia no tiene nombre. ¿Qué son los datos privados?

Sigues buscando y buscando. Y buscando. Cada vez con menos ganas, pero no desesperas por eso de ‘al final, siempre sale algo‘ y te aferras a esa frase con todas tus fuerzas y si no, siempre te quedará dejarlo todo y volver ‘a casa, aunque esta opción ni te la planteas. Eres capaz de visualizarte viviendo debajo del puente de tu barrio, pero cogiendo las maletas y tirando la toalla, no. No es tu estilo. Has llegado hasta aquí al fin y al cabo.

Y un día consigues un rinconcito en el que dormir. Voilà!FIN DE LA TORTURA.

LA MUDANZA

Tus paquetes se acumulan. No te vas de fin de semana, ¡todo te parece importante, necesario!, no sabes qué dejar atrás, pero ÉSTE, precisamente éste es el momento de hacer limpieza: apuntes que ya nunca mirarás, ropa que nunca te pones, zapatos y bolsos que están ya demasiado viejos…¡siempre hay algo!, normalmente, un montón de cosas.

Tirar libera, ¡pruébalo! La primera vez cuesta, pero luego, te habitúas y hasta lo disfrutas. Vale, no, no tires tu camiseta favorita. Eso no te va a hacer ilusión. Puedes usarla como pijama o como…’ropa de estar en casa‘ (gran excusa para no tirar cosas, por cierto).

Hay mil tipos de mudanzas: a otro continente, a otro país, a otra ciudad o a otra calle, ¡todo cuenta! Unas pueden ser más pesadas que otras, aunque, curiosamente, si te cambias de continente, te llevas REALMENTE ‘lo básico‘, dos maletas o, si me apuras, una, con eso de ‘ya compraré allí‘; pero cuando te cambias de ciudad o de barrio, quieres llevarte hasta los pomos de las puertas. Vale, la idea es ahorrar, ¿pero, de verdad necesitas los trapos de la cocina?

MUDANZA3.jpgDependiendo del tipo de mudanza podrás usar distintos transportes: tren, coche, metro, avión, taxi o incluso ¡tus pies!, pero si son más de 100 metros, ¡ni te lo pienses!, el taxi, uber o derivados merece la pena. Te ahorraran un tirón en la espalda y alguna hernia. En ésto no hay que escatimar. Ya sabes, la salud es lo primero.

Si tienes el bolsillo tan seco que ni te puedes permitir un uber, no tengas vergüenza y pide ayuda. LA NECESITAS. Pide ayuda a tus compis de trabajo y/o a tus nuevos amigos y compra unas cerves en el super y haz una mini fiesta de inauguración de la casa. Esta puede ser la’mudanza feliz’, trastos para aquí, cerveza para allá, carcajada por el otro lado. ¿Por qué no?

Simplemente, tómatelo con filosofía, ríete de la situación, de que no sabes ni dónde tienes ni la pasta de dientes y pasa la tormenta bailando sobre la lluvia, porque cuando te quieras dar cuenta estarás asentado y disfrutando de tu nuevo ‘hogar’.

MUDANZA2.jpgMI EXPERIENCIA

¡Por fin!Tercera mudanza del verano completada. Tercera y última, ¡por suerte! Sí, tres mudanzas en un verano. Ha sido realmente lo que se llama ‘un coñazo’, pero lo peor, sin duda, fue la búsqueda, el estrés, ese ‘no sé dónde voy a dormir en dos semanas’. Eso quema, las mudanzas cansan.

Primera mudanza

Después de estar seis meses en un piso compartido con dos chicas en el sur de París, llegó el momento de irme. Es lo que tienen los ‘subalquileres’: aunque tú te quieras quedar, si el otro quiere volver…bye, bye, mon amour! Un mes buscando. Y visitando. No me quería ir muy lejos, pero la suerte no estuvo de mi lado…DEL TODO. Encontré un apaño: un piso para tres semanas con dos gatos, ¡toda una experiencia convivir con dos gatos! Pasaron tres semanas…y aunque había encontrado ya ‘MI SITIO’, no podía mudarme hasta primeros de mes. Me quedaba una semana colgando.

Segunda mudanza

Un compañero de trabajo y buen amigo me ofreció su piso. Él estaba de vacaciones, así que no le importaba que acampara en su casa unos días a cambio de regarle las plantas.  Este piso no estaba muy lejos del piso de los gatos, así que decidí ir llevando mis cosas poco a poco, día a día. Fue un poco tortura, era como la mudanza que nunca se acaba.

Tercera mudanza

¡Por fin!, mudanza al destino definitivo. Ya no podía más y la casa estaba bastante más lejos, así que cogí un taxi y me gasté los 10 euros mejor invertidos del verano. ¡Una gozada! Por cosas de la vida, me tocaba ‘volver a casa’ ese mismo día, así que sólo dejé todos mis trastos, a la vuelta me tocará deshacer las maletas, vaciar las bolsas y ordenar, pero lo haré poquito a poco y con musiquita brasileña para que el ánimo no decaiga.

Los 5 tips para no morir durante la mudanza

  1. Haz limpieza. Tira. Tira. Y tira.
  2. Organiza todo y aprovecha los espacios. Cuando tienes todo bien doblado y ordenado, entran más cosas, ¡ya verás!
  3. Organiza tu tiempo. No vivas PARA la mudanza, deja tiempo para tus cosas, para ver tu serie favorita o para quedar con tus amigos. Ten una vida.
  4. Pide ayuda. No eres superman o superwoman. Si necesitas ayuda, pídela, ya sea a un taxi o al vecino del quinto.
  5. Respira. Otra vez…La vida es corta, mejor será que lo lleves con alegría.

Y tú, ¿qué experiencias tienes con las mudanzas? ¿Pueden ser una delicia o sólo pueden ser una tortura? ¿Cuál es tu consejo estrella para mudarte en estado zen?

8 comentarios en “Siempre de mudanza

Deja un comentario