Cosas (no tan buenas) que nos enseñó Disney

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Por Ici Mouse

He aquí la segunda parte. Porque no todo es tan únicamente bueno ni tan malo, toda tostada tiene sus dos caras, aunque una sea la que sostiene la mermelada. Me cuesta escribir esta entrada (más que la anterior) como fan incondicional de Disney que soy, pero los fans ante todo, también han de ser críticos.

1 – El estilo Barbie noventero se lleva. Lo más evidente. Todas las princesas Disney son guapas, delgadas y esbeltas. Todas. Cualquiera que vea la cintura de Ariel o de Jasmín sabe que faltan algunos centímetros ahí para que quepan todos los órganos vitales básicos. Ídem ocurre con los hombres. No hay un príncipe al que le sobre un kilo, o sea más bajito que la princesa. Se entienden las razones por las que esto es así y la principal somos nosotros, no la productora. La belleza vende, nos gusta observar cosas “bonitas”. Aunque queda muy políticamente correcto y cada vez se lleva más hacer apología de “físicos normales”, lo cierto es que nos sigue fascinando la belleza establecida. Nos encanta. Se sigue adorando a las Victoria Secret, las revistas de moda son un negocio millonario, cuanto más guapas son las actrices, más seguidores tienen y más papeles consiguen independientemente de su talento para la interpretación… Seamos sinceros con nosotros mismos y autocríticos. ¿Habría tenido tanto éxito Aladdín si la princesa de Oriente fuese “más normalita”? Quede claro que no digo que esto sea sano. Los peques se acostumbran a que los personajes clave de las películas sean modelitos de revista. Se miran al espejo y se preguntan… ¿qué salió mal?

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2 – ¿El príncipe viene a salvarnos?. Siempre se ha criticado mucho que la mujer tiene un papel pasivo en las películas Disney, que siempre es la rescatada, pero no comparto este argumento en todos los casos. Si bien es cierto que en La Bella Durmiente o Blancanieves es el hombre el que solventa el “problema”, hay muchos otros personajes como Ariel o Bella que tienen un papel mucho más consistente y relevante en la película. Son valientes y toman decisiones arriesgadas. De hecho Bella se nos presenta como una mujer independiente a la que le encanta leer y sueña con aventuras, sueña con algo más que casarse con el guapo del pueblo. Y ¿qué me decís de Pocahontas? La mujer fuerte por antonomasia. Es capaz de desafiar no solo a su propio pueblo sino también al opuesto y es ella la que le rescata a él al final. Y ni qué hablar de Mulán… En conclusión, sí que es cierto que en alguna película se puede atisbar cierta debilidad en el personaje femenino, pero no lo tomaría como la norma general. De hecho, creo que predomina el papel femenino macizo y con personalidad.

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3 – Todo termina bien, siempre. Quizá es esta la expectativa más peligrosa. Los finales de Disney son maravillosos y de ensueño. Parece que no pero este pensamiento cala. Y no solo en los más pequeños. De ahí se derivan todas esas frasecillas populares tipo “si no termina bien, no es el final” o “lo bueno ya vendrá”. De alguna forma perdemos la perspectiva temporal y paralelizamos nuestra vida con un cuento con principio y final. Pero en la vida real, el final es la muerte, y eso ni siquiera es un final porque no nos enteramos. La vida es el presente, es el hoy. No hay principio. Solo existe el ahora (Recomiendo leer “El poder del ahora” de Eckhart Tolle). Creamos el pensamiento de que la vida tiene que ser perfecta y maravillosa y después nos frustamos a la mínima dificultad. ¿Por qué a mí no me sale como en la peli? Peligro de neura (recomiendo leer a Santandreu en cualquier caso).

La verdad es que no soy capaz de escribir más cosas “no tan buenas” que nos enseñó Disney. Creo que estos tres bloques englobarían más o menos las principales críticas que se ha llevado el género (a veces con razón) y que una vez más nos sirven para autoinspeccionarnos y preguntarnos ¿y a mí en qué me influyó Disney?

Ver: «Algunas cosas (buenas) que nos enseñó Disney»

Ici MouseAutor: Ici Mouse
Adoro los roedores, y el mundo Disney. Considero que todos los problemas del mundo tienen su origen en la superpoblación y la incapacidad humana para ver lo auténtico. Para ser auténticos. Por eso me gustas…

5 comentarios en “Cosas (no tan buenas) que nos enseñó Disney

  1. Una nómada de mudanza dijo:

    I love it!Nunca me había parado a pensarlo, pero debe de ser verdad que Disney ha influido en nuestra manera de ser, porque a mi no me gustaban mucho ni La Bella durmiente ni Blancanieves, pero no sé ni cuántas veces me habré visto La Bella y la Bestia o Pocahontas…supongo que también será algo inherente en nuestra personalidad, preferir un tipo de pelis u otro, pero si soy independiente y soñadora gracias a ellas, ¡wow!

    ¿Qué opinas de la nueva tanda de Disney, como Frozen o Brave? 🙂

    Fdo: Bella 😛

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    • Ici Mouse dijo:

      Coincido contigo totalmente en el tipo de pelis que me gustan!
      Seguro que no solo eres así gracias a ellas pero sí en parte 😉

      En cuanto a la nueva tanda de Disney que comentas (Brave, Frozen etc.), creo que no llegan ni a la suela del zapato de lo que fue Disney en su día:
      – Ni en la forma. Creo que la animación por ordenador no tiene nada que ver con un dibujo animado. Queda más artificial en mi opinión, me recuerda a un videojuego.
      – Ni en la música. Los clásicos Disney pueden presumir de tener una de las mejores bandas sonoras de la historia. No soy una entendida de música pero sí me parece que son canciones pensadas, con buenas voces y ritmos y por sí solas, pueden hasta hacerte soltar una lagrimita (cosa que en las nuevas no).
      – Ni en los personajes. En las nuevas no he encontrado un personaje con el que realmente empatice. No detecto del todo el problema. ¿Será que están hechos por ordenador? ¿Será que los veo muy simples, muy infantiles? No lo sé…

      En resumen, quizá también tenga algo que ver con que los clásicos los ví de niña, pero desde luego tengo la sensación de que las nuevas películas de animación se me olvidan al de dos días. Entretenidas sí… pero no calan… no perduran… son productos rápidos, de usar y tirar… que imitan el modelo moderno de producción del que la industria cinematográfica no se libra.

      Gracias por tu aportación!

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  2. Lu Duchamp dijo:

    ¡¡Hola Ici!!
    ¡Qué ganas tenía de este segundo post sobre Dysney! 🙂 Me ha gustado y me has hecho pensar.

    En cuanto al papel de las protagonistas femeninas, me ha encantado la reflexión que has hecho sobre Bella y Ariel. La verdad es que la sirenita ¡tenía muchas agallas! Me he puesto a leer sobre ella y resulta que en su momento fue revolucionaria.

    He echado de menos una reflexión sobre uno de los valores omnipresentes en el universo Dysney: el amor romántico y cómo nos ha afectado (perjudicado) en nuestras relaciones amorosas. Me encantaría conocer tu opinión.

    Un besazo.

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    • Ici Mouse dijo:

      Gracias Lu por tu comentario! Toda la razón en cuanto al amor romántico.
      En ese sentido, creo que es una cuestión que afecta a la cultura «comercial» en general (tanto libros como cine), independientemente del género. Desde dramas como Titanic hasta clásicos de Hitchcock incluyen el amor romántico en su argumento. Vamos, que aunque no hubiésemos visionado esos clásicos no nos habríamos librado de él… Desde luego que ingerirlo cuando somos pequeños y nuestro cerebro está en proceso de desarrollo, puede hacer más «daño» que ver esas historias con cierta edad y madurez.

      Esto va un poco unido con la fantasía de que todo acaba estupendamente. Es peligroso proyectar esa expectativa en la vida de uno mismo, al igual que la expectativa del amor romántico. Puede crear cierta frustración si ves que no lo consigues o que desaparece en esa forma tras cierto tiempo. Estoy convencida de que muchas parejas se han roto porque «ya no es lo mismo». Evidentemente. Las cosas evolucionan. De modo que sí percibo cierta adicción a ese estado romántico y exigimos cosas que igual son un poco «Disney». Por eso es fundamental el autoconocimiento y saber lo que puede ser real y lo que no. Lo que importa en una relación y lo que no. Tampoco tengo la clave. Supongo que la educación ahí tiene un papel importante. Y la instrospección y el análisis humano también.

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