AEROPUERTOS

airportUne vez escuché que los aeropuertos son como el limbo. Ese espacio de no retorno, de cambio: abandonas tu vida o vuelves a ella. Algo así. Nunca me había detenido a pensar en el tema. Me pareció bonito cuando lo oí, típica ‘quote‘ con un toque de romanticismo, pero el otro día esperando a mi avión en uno de los aeropuertos de París me encontré pensando: ‘¿En qué estarán reflexionando todas estas personas? ¿Cuál es su historia?‘.

IMAGINAR

Siempre me ha gustado soñar despierta, aunque dormida también, con la ventaja de que soñando despierto puedes guiar tu imaginación, tienes más control. ¿No te parece que el aeropuerto es el lugar idóneo para eso: soñar despierto?

Te sientas en la sala de espera, antes de embarcar. Hay tantas personas. Unos corren perdidos de un lado para otro. No encuentran la puerta de embarque o no saben ni a dónde tienen que ir. Otros son ya viajeros habituales y se sientan, tranquilamente, con un café y un libro a disfrutar del tiempo de espera. También están las familias ‘a la española’: los niños, los primos, los abuelos, los padres…¡todos! y todos gritando, atacados de los nervios, han perdido un niño, les han cambiado la puerta de embarque o dos de los peques han empezado a pelearse. Y luego están los que son como yo: los observadores; un refresco en la mano, sentados cómodamente y simplemente, imaginando las historias de todos los que pasan por ahí, ¿de dónde vienen?, ¿a dónde van?

«Todo lo que puedas imaginar es real» – Pablo Picasso

EL LIMBO

En el cristianismo, el limbo es el lugar al que van las almas de los justos que mueren sin bautizar. Es una especie de puerto de paso antes de ir al cielo. Como un aeropuerto. Vienes de algún sitio. Vas a algún sitio.

Dejar algo atrás (o volver al punto de partida)

Me atrevería a generalizar en que todos los que vivimos en el extranjero hemos tenido esa sensación de ‘abandonar una vida’. Más de una vez. Cuando te vas, cuando vuelves. Dejas tu casa, tu familia, tu zona de confort para adentrarte en los desconocido. Primer abandono. La primera vez que te das cuenta de esto es en el aeropuerto, pero lo que no te imaginas es que tendrás la misma sensación (o incluso peor) a la vuelta.

Vuelves ‘a tu vida’, a la de verdad, a esa en la que está tu familia y tus amigos de infancia. Ahí es cuando, de verdad, dejas algo atrás, rompes con algo. Un lugar en el que has vivido, una casa, unos amigos que se convirtieron en tu familia…En este punto estás ‘volviendo a tu vida’, dejas ese impasse para volver al punto de partida y retomar todo desde donde lo dejaste.

El aeropuerto es un limbo para todos. También para los que se van de vacaciones a Laponia o a Lanzarote. Da igual. Es una especie de ‘abandono’. Cuando te vas de vacaciones, normalmente, será un abandono esperado. Dejas atrás es estrés, el cansancio, el trabajo… y vas en busca de nuevas aventuras o de una buena hamaca en la que tumbarte. El momento duro es la vuelta. Vuelta a tu vida, a las ‘no-vacaciones’, a ir a trabajar, a clase, a madrugar…y el aeropuerto, en este caso, se convierte en el punto muerto en el que te preparas para volver al 100%.

CONCLUSIÓN: El aeropuerto no tiene por qué ser la encarnación del estrés. Puede ser un momento de relax, de reflexión. Puedes ir con tiempo. Tomártelo con calma. Respirar. Mirar a la gente. Imaginar. Leer. Puedes dejar tu vida o volver a ella, puedes mezclar las dos. ¿Tú qué eliges?

8 comentarios en “AEROPUERTOS

  1. Ici Mouse dijo:

    A mí personalmente me encantan los aeropuertos. Supongo que cómo lo vive cada uno depende en gran parte de las experiencias vitales. En mi caso, a pesar de los malos tragos vividos en los aeropuertos, por lo general han sido puerta de alegrías y aventuras por lo que para mí son un sitio muy especial, en el que siempre siento una punzada de emoción en el estómago. Me encantan.

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  2. J Drew dijo:

    Es mucho más que una quote simpática, es una tesis antropológica de hecho. Se trata de los «no-lugares», como aeropuertos, centros comerciales, habitaciones de hotel, son lugares pasajeros que no tienen identidad ni importancia en nuestra vida, pero además lugares comunes por los que pasan miles de personas sin pertenecerle a ninguna. Yo coincido con vos en que se puede disfrutar de ellos, los veo como lugares vacíos que cada persona puede llenar a su manera. Uno puede pensar, reflexionar, enojarse, entristecerse, emocionarse e incluso todo a la vez.
    Besos!

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  3. elaguijonescarlata dijo:

    Yo detesto los aeropuertos – aunque no los he pisado muchas veces -, porque cada vez que he estado en uno, iba perdido y corriendo con la familia, así que no he tenido la posibilidad de realizar la reflexión que tú haces. Sin embargo, no por ello deja de ser algo cierto.
    Las estaciones de tren sí que las he pisado más de lo que me gustaría, y sí que se me ha pasado por la cabeza lo que comentas, además de tener ese sentimiento de ruptura.
    Un abrazo.

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  4. Alfonso dijo:

    Creo que la cantidad de viajes que hagas te hace pasar del stress al relax. Cuando no estás acostumbrado, un aeropuerto es sinónimo de nervios para no perder el avión, mientras que cuando viajas mucho lo consideras un mero trámite. La verdad es que me ha gustado tu reflexión y yo elijo «Relax!!!»

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