¿Por qué debemos pasarnos la vida buscando la tan ansiada estabilidad? ¿Un trabajo indefinido, un sueldo estable, un grupo de amigos, el mismo gimnasio, el mismo supermercado…? ¿Qué nos aporta? ¿Es mejor QUE vivir con la maleta medio hecha, siempre lista para empezar de cero en un nuevo destino?
Según la RAE, una persona «estable» es aquella «Que permanece en un lugar durante mucho tiempo«. Ninguna referencia a la calidad de ese tiempo. Mucho tiempo, OK, me paro y pienso. ¿No habéis tenido nunca la sensación de que una semana, un mes o un año de tu vida había tenido mucha más repercusión en tu vida que todo el tiempo que habías «malgastado» haciendo algo que no te aportaba mucho?
¿Qué es en realidad «el tiempo»?
Tiempo (RAE):
- Duración de las cosas sujetas a mudanza.
- Magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro, y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo.
- Parte de la secuencia de los sucesos.
Yo diría que el tiempo es un concepto abstracto que por mucho que nos obsesionemos con controlarlo y medirlo, difícilmente podremos salir exitosos en esta tarea. Yo a veces lo relaciono con las relaciones: ¿cómo hacer una comparativa entre un amor de verano de tres semanas y una relación de tres años? ¿No se puede? Bueno, yo defiendo que la relación de tres semanas puede ser tan intensa que te cambie y te marque para siempre y la otra, simplemente, no tanto. PORQUE NO, EL TIEMPO NO SON MINUTOS.
Lo sé, lo sé. 1 hora son 60 minutos y toma y sigue. Esa es la teoría, pero cómo inviertes esos minutos, esas horas, esas semanas…es lo que cambiará tu vida y lo que hará que ese «tiempo» haya merecido la pena. Poco importa si viviendo al límite, con un poco de estrés y adrenalina acumulada porque ni siquiera sabes dónde vas a estar en una semana, aquí o en la conchinchina; o feliz en tu estabilidad, con tus amigos de siempre, tu cama de siempre, tu vida de siempre… Lo importante es cómo llenes esos minutos, haciendo algo que te haga feliz o algo que te amargue la vida (o que no te la haga tan feliz).
Estabilidad versus inestabilidad
Érase una vez un mundo en el que tener un trabajo fijo, una casa y cierta estabilidad era relativamente sencillo hasta que llegó una «burbuja gigante» que hizo desaparecer todo. Los jóvenes están cada vez más preparados: carrera, máster, inglés perfecto etc etc, pero las tasas de desempleo están por las nubes, encuentran trabajos precarios, unos meses, mal pagados ; en casa de aita y ama hasta que las ranas crien pelos y asumen que van a ser la primera generación que va a vivir PEOR que sus padres.
¿Eso es estabilidad entre los jóvenes? Vivir en la casa familiar durante más años de los que quisieran, sentirse afortunados por tener un curro con el que no llegan ni a mileuristas, pero eso sí, estar «en casa«, en el mundo de siempre, con los de siempre. En la zona de confort, sí, pero eso también es inestabilidad.
Todo tiene sus pros y sus contras. Algunos hasta todavía encuentran buenos trabajos, se pueden independizar y vivir decentemente. La estabilidad es una perita en dulce para mucha gente y ¿quién no puede entenderlo? ¿Un curro que te guste, que te permita vivir (tampoco vamos a ponernos pedigüeños) y rodeado de los tuyos, sin perderte ni cumpleaños, ni desamores de tus amigos, ni esos pequeños momentos que a veces son los más especiales?
Otros deciden probar la inestabilidad al tercer grado: de beca en beca o de curro en curro, de país en país. Al final, encuentran cierta estabilidad en el caos. Vivir más de seis meses en un sitio se convierte en un hogar. Las personitas que van encontrando se convierten en mini familias esparcidas por el mundo y acaban sintiéndose CASI como peces en el agua en esa caótica inestabilidad.
Estabilidad es inestabilidad y viceversa
Pocas cosas duran para siempre hoy en día. Somos más independientes, tenemos infinidad de opciones, menos paciencia y más inquietudes = bomba explosiva para la inestabilidad. Tu novia de toda la vida te deja, te echan de tu trabajo indefinido, tu casero decide vender tu piso… Hay tantas variables que pueden cambiar que la lista podría ser interminable.
Es tontería envidiar al hippie que se recorre el mundo de albergue en albergue y con unas fotos de Instagram que ponen los dientes largos a cualquiera, pero también es tontería lo contrario, envidiar a ese amigo que tiene el curro fijo, porque tú podrías ser los dos, porque los dos podrían perderlo todo, porque su realidad podría cambiar, porque todos cambiamos. Se trata de vivir el día a día y hacer lo que nos haga feliz en cada momento sin obsesionarnos tanto con la estabilidad.
Vale, claro, unos mínimos. Todos queremos tener algo de visibilidad, saber dónde vas a vivir en un mes, en dos o en seis. Sí, pero si no se puede, tant pis! Hay que aprender a nadar en la inestabilidad para poder bucear en la estabilidad cuando llegue sin volvernos locos, porque, no nos engañemos, los cambios, aunque sean a mejor, siempre cuestan y el hippie que pase de viajar en bici por el sudeste asiático a tener un trabajo de oficina con traje, sufrirá, seguro, una dura fase de adaptación y viceversa.
«No quieren libertad: lo que quieren es estabilidad. Y no se pueden tener las dos cosas al mismo tiempo.» Derecho a una respuesta (1960), Anthony Burgess