Un sábado soleado de enero, de esos que te dan un chute de adrenalina. Bares llenos, poteo, ganas de descubrir algo nuevo y una reserva en el Arima, ¿qué más se puede esperar?
LA LOCALIZACIÓN
Arima es un restaurante de cocina mediterránea con sabores internacionales y, ¿cuál puede ser el mejor ambiente para un local de estas características? Sin duda alguna, Bilbao La Vieja, uno de las zonas más hypsters de Bilbao que está resurgiendo y convirtiéndose en ‘the place to be‘ para los alternativos bilbaínos. Exactamente en la calle Bailén 33, lugar de excepción para dar una vuelta por las salas de exposición, comercios de arte y bares ‘fuera de lo convencional’ de la zona.
EL RESTAURANTE
Según llegas, te encuentras con una amplia cristalera, lo que consigue que el local sea muy luminoso. Amplio y bien aprovechado por dentro, tiene dos comedores: uno en la planta baja y otro en la planta inferior. Tiene uno de esos estilos ‘de mercadillo de Londres’, es decir, decoración bohemia, pero sin ser recargada y una decoración del cuarto de baño que merece una visita.
NOTA: Los cuartos de baño de los bares o restaurantes hypsters suelen, muchas veces aunque no siempre, sorprender.
Este local, abierto hace menos de un año, era una antigua bodega en la que se guardaban barriles de vino, y aunque el restaurante estaba lleno hasta reventar, la música y la amabilidad de los camareros conseguían dar ese toque de paz bien característico de una bodega.
LA COMIDA
Después de haber probado la comida de fusión de ‘El Pacífico‘, las expectativas estaban bastante altas. ¿Estaría el Arima a la altura?
El Arima es un restaurante de cocina de autor que mezcla platos exóticos con productos locales, frescos y de temporada. Por eso, los menús cambian a menudo y ofrecen una gran variedad de sabores para nuestras papilas gustativas.
Si no conoces el mundillo, entender el menú puede ser todo un reto, pero los camareros te explican atentamente y, además, te aportan pequeños toques de información como que elaboran ellos mismos la pasta o los helados. Los platos se pueden compartir, como en casa, probablemente, con la idea de hacer sentir al cliente ‘en su salsa‘.
Mi elección:
- Entrante: Arepa de secreto ibérico (guacamole, cebolla roija y queso)
- Primer plato: Agnolotti de calabaza (trompetas de la muerte, avellanas y queso pecorino trufado)
- Segundo plato: Chuletillas de cordero al chimichurri (con alioli de Harissa)
- Postre: Copa de helado casero
Si eres de los que no sale de la tortilla de patata, pollo asado y patatas fritas, éste no es tu sitio, pero si tienes sed de probar cosas nuevas y eres un glotón empedernido (como yo), casi cualquier plato hará tus delicias o siempre podrás confiar en la recomendación de tu camarero.
La arepa estaba increíblemente buena, suave con un toque exacto de picante. Mejor manera de comenzar, imposible. Si eres del club de los obsesos al guacamole, no lo dudes y ve a por este entrante, ¡no defrauda!
Para el segundo plato, la pasta, decidimos seguir las recomendaciones de la camarera y aunque la pasta estaba EN SU PUNTO, nos resultó un plato muy (quizás demasiado) suave después de las arepas. Para que todos nos entendamos, los agnolotti son como los raviolis, una pasta rellena, en ese caso, de calabaza. Una opción muy saludable con un sabor poco marcado.
Para continuar con la delicia, decidimos optar por una opción con un gustillo fuerte: las chuletillas de cordero al chumichurri. IM-PRE-SIONANTE! No puedo pensar suficientes adjetivos positivos como para describirlas mínimamente bien. Crujientes por fuera, tiernas por dentro, sabor inigualable. Un GRAN acierto. Para los amantes de las salsas, el alioli estaba muy bueno, pero yo tenía la sensación de perder ‘el sabor real’ si usaba la salsa; ésto ¡para gustos!
Y llega la mejor parte, ¡el postre! Una copa de helado artesanal, ¿acaso existe algo mejor en el mundo mundial? Ya sea verano o invierno, el helado siempre es una buena opción y ya sabes, la excusa ‘es digestivo’ siempre está disponible. Una mezcla de texturas, más crunchy, más suave, frío, caliente… ¡Delicioso!
EL PRECIO
Esto no es un restaurante de comida rápida; comida casera, artesanal, con productos de calidad, buen servicio y un local decorado con elegancia, eso siempre tiene un precio. En este caso, aceptable. El menú de lunes a viernes es ideal, rondando unos 15 euros, pero si optas por ir el fin de semana y aventurarte con la carta, tu presupuesto debería rondar los 25/30€ por persona, bastante correcto para lo bien que se come y perfecto para un caprichito de vez en cuando.
CONSEJO: Mejor reservar, ¡suele estar hasta los topes!
CONCLUSIÓN
Simplemente escribiendo mi experiencia se me hace la boca agua, ¡mmm!
Cumplió las expectativas con buena nota y espero que hagan de su lema un leit motiv: ‘Hit it, dont’t shit it‘ (Golpéalo, no la cagues) y no dejen que el éxito se les suba a la cabeza, porque la oferta gastronómica de Bilbao La Vieja está en pleno apogeo y no les van a faltar competidores, pero si siguen así, seguro que consiguen ser uno de los más concurridos del barrio.