A favor o en contra de… LAS BODAS

Por Jess Waldorf

Aún recuerdo todas aquellas veces de niña en las que comentaba con mis amigas lo guay que sería casarse, llevar ese vestido blanco de princesa, poder mostrar tu amor ante todos… Y posteriormente, en la veintena, cuando ya ibas viendo las relaciones afianzarse, solíamos charlar sobre cómo sería que tus amigas se empezasen a casar. Se comentaba, con ilusión, pero aún así viéndolo lejano, como algo que querrás, algún día, cuando seas MÁS MAYOR. Y claro, la vida pasa, ese momento llega y la gente de tu alrededor empieza a dar el paso y te emocionas mucho, muchísimo. Las primeras bodas a las que asistes como persona adulta, viendo a tus “semejantes” casarse son increíbles, te imaginas como sería la tuya, lloras con los discursos emotivos de los familiares y amigos… y bailas hasta romperte. Pero… (siempre hay un pero), después de un par de bodorrios hay otras ideas que empiezan a asaltarte, y aunque no quieres, no puedes evitar calcular cuánta pasta te has dejado en el evento (no puedes creértelo pero sí, es MUCHA), sin olvidarte de los desplazamientos, la despedida, el hecho de que has organizado las vacaciones entorno a cualquiera de las dos cosas, o que ni siquiera te has podido ir porque sencillamente, no te daba para todo. Y ahí, viendo tu cuenta bancaria desplomarse, te replanteas si tu concepción PRO-BODA, sigue vigente.

flower-3092423_960_720

IR DE INVITADO

Todos hemos sido invitados a una boda alguna vez en nuestra vida. Son acontecimientos felices, te alegras por la pareja, y sabes que te espera una buena fiesta. Suele haber barra libre, y sinceramente ni hace falta para animar el cotarro porque la gente está alegre y quiere celebrar la ocasión como se merece. En otras palabras; boda es sinónimo de fiestorro. Además es una ocasión para ponerte todo lo elegante que puedes, y te ves como no te has visto nunca, así que esa sensación de “que buena que estoy y que polvazo tengo” y los bailoteos, te generan el subidón del verano. Todo esto claro, viéndolo positivamente, porque queramos o no, además de la cuestión económica hay otra serie de factores no tan halagüeños a tener en cuenta;

  • Todo el proceso previo a la boda, que empieza MESES antes del evento. Supone recorrerte tiendas buscando el modelito ideal, llevarlo a arreglar, encontrar zapatos, bolso, bisutería, tocado… ¡Y por supuesto, que combine! De ti depende disfrutar de este proceso o tomarlo como un quebradero de cabeza. A mí personalmente, si dispongo del tiempo necesario, me encanta
  • Los grupos de whatsapp. No te planteas lo que puede suponer que haya un grupo para la despedida, otro para el regalo de los novios y otro incluso de la boda. Al principio es divertido y excitante, tantas ideas, tantas tonterías… Pero después de unas semanas te das cuenta de que como estés unas horas sin poder atender el teléfono, fácilmente te puedes encontrar con decenas de comentarios que no tienes tiempo de leer. Así que haces lo que puedes por pillar lo “fundamental” y si después alguien menciona algo que deberías saber pero de lo que no tienes ni idea… ¡suerte!
  • Y por fin… ¡Llegó el día! Levántate MUY PRONTO, vete a la peluquería, reza porque te hagan algo DECENTE en el pelo, y que si además te maquillan no te dejes la billetera. Después te vistes, rezas otra vez para que tus medias resistan todo el día y porque tus pies aguanten unas horas con los zapatos preciosos pero sumamente INCÓMODOS que te has agenciado. Después ya es dejarse llevar y por supuesto… ¡disfrutar! (que eso es lo fundamental)

wedding-2645667_960_720

TU BODA

¿Por qué nos casamos? Es una pregunta que muchas generaciones pasadas ni se plantearon, se hacía, porque era lo CORRECTO. Ahora, sin embargo, y gracias a Dios, hay opciones. Casarse supone unirte a otra persona, hacer una promesa, sellar vuestro amor. ¿Se puede conseguir todo esto sin pasar por el altar? Que cada uno decida. Hay muchas razones por las que las parejas de hoy en día deciden casarse, la mayoría lícitas, pero si me preguntasen a mí, ¿por qué cojones quieres meterte en eso? Sé lo que diría. Diría que ya hay bastantes penas en este mundo como para no regalarte un día de felicidad plena, que me gustaría mostrar ante mis seres queridos que al menos en ese momento de mi vida, soy feliz junto a alguien, que si me siento preparada para dar ese paso, es porque creo en la relación que tengo, y que aunque no pueda prometer que dure siempre, si prometo que lucharé contra todo para que así sea, y… ¡porque me quiero poner el dichoso vestido blanco! Mejor admitirlo, ¡qué hostias!. Pero también tengo claro que si no me casase nunca NO SERÍA UNA TRAGEDIA.

bride-and-groom-3098858_960_720

EN OTRAS PALABRAS…

Si quieres, hazlo, disfruta del momento, celebra el amor, el compromiso y disfruta de ese día especial. Y sino… pues perfecto. El matrimonio no es garantía de nada, no te asegura que NO SE ACABE, así que para todas esas parejas que no necesitan dar ese paso para sentirse plenamente comprometidas… ¡olé! No porque crea que es mejor no casarse, sino porque defiendo la libertad de elegir, y en pleno siglo XXI cualquier opción que elijáis, entre los dos, estará bien. Lo importante es el AMOR, y ser fiel a lo que uno cree y siente. Así que, parejas del mundo, con boda o sin ella… ¡sed muy felices!

Es todo lo que importa.

Jess WaldorfAutor: Jessica Waldorf
Profesora que no para de aprender. Viajando por este mundo con un solo objetivo; ¡ser lo más feliz posible!

 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s