Una modalidad que tiene cada vez más adeptos, por suerte…o, quizás, por desgracia. El novio francés que conociste en tu Erasmus en Suecia, el amor de verano alemán que se prolongó en el tiempo, el cambio de ciudad por estudios o por la ‘fuga de cerebros’ o la beca de tus sueños que te separa de esa personita a la que quieres tanto. La lista suma y sigue. Muchos deciden que lo mejor es quedarse con los buenos momentos juntos y confiar en que el futuro les vuelva a juntar; otros, los más aventureros, deciden intentarlo, porque ¿qué son unos pocos km (o muchos) en el mundo tecnológico que tenemos hoy en día (Skype, avión, tren, Whatsapp…)?
Tipos de parejas y éxito
¡Qué difícil es juzgar a una pareja! Dicen que cada persona es un mundo, así que me atrevería a decir que cada pareja es un universo. Y no, no hay una combinación mágica que te garantice que vaya a funcionar ‘para siempre‘. Pero, de todas formas, ¡qué aburrido sería si lo supiéramos todo!, ¿no?
- Las parejas consolidadas que se tienen que separar, normalmente, por estudios o por trabajo.
- Los amores Erasmus o de verano, que después de unos meses apasionados tienen que volver cada uno a su ciudad.
- Las parejas que se conocen a través de las nuevas tecnologías, pero viven cada uno en una punta del mundo.
Todos diríamos que las parejas del primer grupo son las que tienen más posibilidades de salir airosas de esta situación, ya se conocen, tienen confianza y se apoyan. Por los otros dos grupos, no nos engañemos, la mayoría de nosotros no les daríamos ni un telediario. Y es que las relaciones a distancia tienen muy mala fama. Nadie cree que sean llevables y unos pocos sólo se atreven a desafiar esta teoría y, al menos, intentarlo.
Los demás: bla bla bla
Sí, has acertado. Si tienes una pareja a distancia suscitarás mucho MÁS interés que si tu pareja vive en tu vecindario. Te dirán una y mil veces frases del tipo ‘no sé como lo llevas tan bien, yo no podría’. Evidentemente, tu cara ‘versión cara-pan’, no sabe si lo dicen como un piropo o dándote el pésame. Que nadie entre en pánico: tener cualquier tipo de pareja es una ELECCIÓN, seguir teniéndola aunque os veáis de ciento en viento también lo es; no es necesario sentir lástima por nadie.
Todo el mundo quiere saber y, sobre todo, opinar. ¿Por qué no viene más?, ¿cada cuánto os véis?, ¿habláis mucho?… y de las preguntas más personales mejor no comento nada, porque sí, lo quieren saber todo. Sinceramente, no creo que su objetivo sea influenciarte y causarte dudas, pero es inevitable. Una relación a distancia es difícil de llevar y tu mente ‘lógica’ te dirá que todo sería más sencillo si… pero claro, si has llegado hasta aquí será por algo y puede que no quieras tirar la toalla y lo que opinen los demás, sin ánimo de ofender, te la traiga al pairo, porque en la vida, deberíamos escuchar la opinión de MUY poca gente y ya que MUCHA opina, al menos importarnos la de nuestros cuatro gatos preferidos y ¡basta!
Los obstáculos
‘¿Sufre más aquél que espera que aquél que nunca esperó a nadie?’. Pablo Neruda
Quitando los 256.321 kilometros que os separan, las 9 horas de diferencia y dos vidas completamente diferentes, ¿a quién le importan? Vale, me estoy poniendo en el peor de los casos. Puede que estéis en el mismo continente y en la misma zona horaria y eso, ¿cambiaría tanto las cosas? Obviamente, vuelos más baratos y menor planing para hablar, pero…si quieres hablar con alguien buscar el momento, si no…¡buscas excusas! La comunicación en pleno siglo XXI no creo que sea unos grandes obstáculos, hay otros.
1. La desconfianza
Los celosos, por ejemplo, sufriran el doble de esta situación. ‘¿Dónde estás? ¿Con quién? ¿Qué haces?’. Tu pareja y tú tenéis vidas completamente distintas, distintos amigos, distintas costumbres, puede que hasta distintas horas de comer. No puedes agobiarte porque tu novio/a se tome un café con alguien que no conocer, porque, claro, va a pasar muchas veces, ¿o planeas encerrarlo? Especialmente, aquel que se ha ido de su zona de confort tendrá que adaptarse al entorno, conocer gente nueva y sí, eso lleva consigo mucho tiempo y mucha energía. El que se queda en la base tendrá que ser comprensivo y confiar, porque sin confianza está claro que tampoco irán muy lejos.
2. La culpa
Hay muchos tipos de culpa: la culpa por haberte ido, la culpa por haberte quedado, la culpa por las discusiones por teléfono, por no exprimir cada segundo juntos, la culpa por tener demasiadas expectativas. La culpa, esa que te corroe por dentro y te hace poner en tela de juicio cada una de tus ideas.
No se puede vivir sintiéndote culpable. No puedes dejar que tu pareja se sienta culpable por hacer lo que QUIERE hacer, ya sea irse, quedarse, ¡¿qué más da?! Los dos sois un equipo, los dos os habéis montado en este mismo barco y si no queréis que se hunda, más vale que empecéis a achicar el agua y a apoyaros el uno al otro, independientemente de la pareja. Eso es, en definitiva, una pareja a distancia, dos personas independientes que se apoyan pase lo que pase, porque ‘están juntos en esto’, PORQUE QUIEREN ESTAR JUNTOS.
3. La incertidumbre
El peor obstáculo de todos: el no saber. ¿Estaremos algún día juntos?, ¿funcionará cuando la distancia no sea un problema?, ¿quién se debería cambiar de destino?, ¿merece la pena?, ¿tenemos futuro?… Las preguntas pueden ser muchas y las dudas pueden crear distancia en la pareja. Distancia sentimental que es mucho peor que la física. No dejes que ésto pase.
Las ventajas
Ya ves, soy tan optimista que creo que hasta puedo encontrar algunos puntos positivos a lo que la mayoría de la gente considera como algo negativo al extremo. Vaya, que soy de esas personas que piensan que todo lo malo tiene algo bueno, sólo es cuestión de escarbar un poquito.
1. La comunicación
Horas y horas al teléfono, llamadas de Skype interminable, whatsapps 24/7. La comunicación mejora o al menos, pones todo de tu parte para que no haya secretos, para explicar lo que no puedes demostrar de otra manera. No dejas para mañana tus preocupaciones, explicas y argumentas lo que te molesta, agradeces mil veces un audio cariñoso, un ‘Te echo de menos’, pero también exiges esas pequeñas muestras de cariño que sí, puede que pudieran ser intercambiadas por un beso, pero cuando esa opción no está sobre la mesa, las palabras tienen que tomar su lugar o acabaréis teniendo una relación estilo jefe-secretaria, ¿cuál es mi agenda para mañana?
2. La independencia
Soy dos individuos en distintos contextos. Muchas parejas tienden a volverse dependientes, a dejar a los amigos de lado, a definir su vida en base a la vida del otro. Vosotros no, mantenéis esa independencia, vidas separadas, aventuras y experiencias nuevas que compartir en interminables conversaciones de Facetime.
3. El reencuentro
Cada vez que os veis es casi como la primera vez. No es una cita más. Hacéis planes especiales, diferentes y eso evita que ‘estar en pareja’ se vuelva aburrido. Pero incluso cuando hacéis un plan de sofá-peli-palomítas lo disfrutáis el triple porque aunque comentéis las series y las películas por teléfono, poder tirarse delante de la caja tonta en su compañía no tiene precio.
CONCLUSIÓN: Nadie tiene la clave secreta para que una relación funcione. Matrimonios con tres hijos, bodas de plata etc se separan de la noche a la mañana, parejas que se casan y al de unos meses se separan…¡nunca se sabe! Las ganas de verse y abrazarse siempre van a estar ahí, pero unos km no deberían ser la razón primordial para no aventurarse en una relación, porque ¿y si es ‘THE ONE’?.
A los demás, deja que opinen. A la gente le encanta opinar. Escucha a los que sepan empatizar, ignora a los demás. Una relación es de dos, los demás poco tienen que aportar. Inténtalo y no te quedes con el ‘qué hubiera pasado si…’. Busca el final de la historia, si es que tiene final. Y aunque a veces cueste, ¡ánimo y a por todas!