Adicción a la acción

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Every breath you take‘ by Itxaso Elorrieta

Somos adictos a la acción. Cada vez más. Nos sentimos culpables si nos pasamos un sábado vagueando en el sofá «sin hacer nada«. Estamos obsesionados con «producir«, siempre HAY QUE hacer algo: trabajar, estudiar, hacer deporte, ir a un museo…, pero ¿cuándo toca DESCANSAR?

No somos máquinas y si queremos rendir al 100% necesitamos: dormir bien, comer bien y descansar, pero se nos olvida. Nuestro propio ego nos hace creernos invencibles e incluso superiores, porque ‘puedo dormir menos horas para hacer tal o tal cosa‘ o ‘voy al trabajo hasta con fiebre‘. ¿Es esa la actitud más adecuada?

Origen de la locura

Todo comenzó en la era industrial cuando a los dueños de grandes fábricas se les antojó decir que si no se está trabajando, se está perdiendo el tiempo. Yo casi me atrevería a decir que, a veces, trabajando perdemos el tiempo, pero ese ya es otro tema. En realidad, el ser humano no necesita trabajar, necesita socializar, pero trabajar lo hace para sobrevivir, por dinero.

Detente un segundo a pensarlo: Si mañana te tocara una cantidad inmensa de dinero en el casino, ¿seguirías trabajando o te irías a vivir [a una playa paradisíaca, a un chalet en la montaña, o a donde te apetezca]? Vale, sí, ya sé, algunos querríamos seguir trabajando y hay gente que se baña en dinero y sigue trabajando, pero ¿cómo?, más relajadamente, haciendo lo que les gusta y disfrutando de lo que hacen. ¡Eso debería ser el trabajo!

Partimos de la base de que tenemos que trabajar, pero nadie nos impide intentar disfrutar de nuestro trabajo, de hacer las cosas bien, de aprender de nuestros errores, de desarrollar una buena relación con nuestros compañeros…, incluso si odiamos nuestro trabajo, podemos encontrar algo ‘bueno’ en esas horas que le dedicamos.

Miedo a la inactividad

Como ya nos decía Lu Duchamp en su post ‘El arte de no hacer nada: Dolce Far Niente‘,existe un sentimiento de hiperresponsabilidad generalizado que nos hace sentirnos culpables si decidimos dormir una hora más o tirarnos en el sofá a ver una película. Muchas personas incluso tienen una especie de vacío depresivo causado por la voz de su conciencia diciéndoles: ‘deberías ponerte a planchar‘ o ‘tienes un informe sin terminar‘ etc etc.

¿Pero de quién es esa voz de la conciencia? ¡Nuestra! Y sólo nosotros podemos cambiarla y decirle, ‘tranquila, haré eso en otro momento, ahora necesito descansar para poder hacer esa tarea con el 100% de concentración‘.

Pasión por el estrés

Otro de los regalos de la sociedad moderna. Muchos jóvenes, yo incluida, nos acostumbramos al estrés y se vuelve como una especie de droga a la que te vuelves completamente adicto. Acabas funcionando mejor bajo la presión y el estrés y buscas hacer más y más cosas para satisfacer ‘tu mono’.

El problema llega cuando un día te das cuenta de que ‘ya no duermes como antes’, que ‘hace siglos que no ves una película‘ o que ‘ya no haces las cosas que te gustan‘. Sí, vale, seguramente todas las actividades que te tienen tan ocupado son cosas que te gustan, pero, en cierta manera, pasan a ser obligaciones y las obligaciones NO cuentan como hobbies o descanso. Descanso no tiene por qué ser quedarte en la cama todo el día; descanso es cualquier cosa que libere tu mente: puede ser desde leer un libro a ir a correr o quedar con una amiga a tomar café. ¡Las opciones son infinitas!

Pensemos en los viajes. Yo hace mucho que me volví muy selectiva a la hora de elegir compañeros de viaje, porque no todas las modalidades de viajeros son compatibles y hay amigos a los que adoro, pero con los que nunca me iría de viaje. Viajar tiene que ser un placer. Para algunos hacerse una lista de monumentos que ver, esperar colas eternas para ver un museo y comer un perrito caliente corriendo de un sitio al otro es parte de la experiencia y des estrés de las vacaciones. Sin embargo, vacaciones debería significar desconexión: no mobile, no Internet, no timetable. Tomarte las cosas con calma, ver los sitios que de verdad te apetecen ver, comer los platos típicos del lugar TRANQUILAMENTE, charlar con la gente…, pero ahora hasta el turismo parece que se ha convertido en una especie de obligación: tienes que viajar y tienes que ver X,X y X. ¿Y si no quieres? ¿Pasarte una semana tumbado en una hamaca en la playa es tan malo?

Hacer menos, hacerlo mejor

Menos casi siempre es más. Somos muy autoexigentes con nosotros mismos, queremos hacer mil cosas y como dice el refrán popular, ‘no se puede estar al plato y a las tajadas’ o ‘el que mucho abarca poco aprieta’. A veces, simplemente, es recomendable sentarte a pensar:

  1. ¿Qué es lo que de verdad quiero?
  2. ¿En qué voy a centrar mis esfuerzos?
  3. ¿Cómo y cuándo lo voy a hacer? (la organización es la clave, algunos consejos aquí)

Salud con descanso

La salud y nosotros mismos debería ser nuestra prioridad número uno. Todo lo demás es secundario. No lo digo yo, lo dice la lógica: si te pones enfermo y no te cuidas y descansa, estarás enfermo durante más tiempo, rendirás menos y te sentirás peor; si estás agotado, no puedes disfrutar de las cosas, todo lo ves con actitud negativa y tiendes a la depresión, ¿es eso bueno?

Descansar es la clave para conseguir estar sano y rendir más, realizando las tareas con mayor atención y mayor eficacia.

Elogio al sueño

¡Qué importante es dormir! Y no sólo es importante, si no que también debería ser un placer, pero la mayoría, sobre todo, los jóvenes le damos muy poca importancia, quitamos horas de sueño para estudiar, para salir, para ver la tele…¡para cualquier cosa!, pero en realidad, dormir es fundamental para rendir más y mejor, dormir te ayuda a ordenar tus ideas y a fijar tus conocimientos si estás estudiando y ¡hasta te ayuda a no engordar y a estar de mejor humor! Más beneficios de dormir.

La ociosidad despierta la creatividad

¿Nunca te has fijado en que las ideas a menudo te vienen cuando no estás trabajando? Durmiendo, cocinando, haciendo deporte…normalmente la relajación permite que nuestra mente analice los ‘problemas’ desde distintos ángulos y así, llegue a distintas conclusiones. De ahí que los grandes monjes o personajes  espirituales dediquen la mayor parte de su tiempo a la contemplación y ¡nadie les critica por ello!

El miedo a no hacer nada nos impide relajarnos y decidir lo que sí queremos hacer y, seamos sinceros, a veces, lo que más nos apetece hacer es vaguear un rato y descansar, ya sea de cerves con los amigos o enganchados a Netflix.

‘Descansar es el arte más difícil: el que sabe descansar es el que triunfa en todos sus propósitos’.

 

 

3 comentarios en “Adicción a la acción

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