Islandia, ese país en el extremo noroeste de Europa caracterizado por desiertos, montañas, glaciares y volcanes, prácticamente deshabitado (cuenta con poco más de 300.000 habitantes, unos 3 por kilómetro cuadrado) pero igual de rico en espectaculares paisajes como en cultura.
Lo que más me ha sorprendido preparando esta entrada, ha sido la cantidad de música islandesa que ya conocía sin saber que estaba creada por formaciones de ese país. (Por mi cabeza han pasado unos cuantos: ¿¡Pero estos también son islandeses!?)
¿Cómo es posible que un país con una población como la de Valladolid exporte tanta música de calidad? Por citar algunos datos, en Islandia el 25% de los estudiantes recibe formación musical y hay escuelas públicas de música en todos los municipios, cuenta con unos 6.000 miembros de agrupaciones corales o 400 bandas.
El éxito se debe en gran parte al movimiento punk de los 80 encabezado por Bjork que consiguió movilizar a muchos artistas jóvenes. Kjartan Sveisson, antiguo teclista de Sigur Rós explica que como músicos no piensan en crear una banda pensando sólo en alcanzar la gloria sino en «hagamos algo diferente”. Esa mentalidad, unida al esfuerzo de las agencias de marketing para enseñar sus creaciones nacionales al mundo, y al apoyo del estado han conseguido el reconocimiento mundial actual.
En el párrafo anterior he nombrado a los artistas más representativos de la isla. Bjork ha vendido la friolera cifra (nunca mejor dicho) de 20 millones de álbumes en todo el mundo y Sigur Rós (si no los conocéis por el nombre seguramente os suenen por haberlos escuchado como parte de la banda sonora de alguna película o serie) sólo con su cuarto álbum llegó a 800 mil copias.
Of Monsters and Men se formó en 2010 y lanzaron su primer trabajo después de proclamarse vencedores del concurso de bandas nacional Músiktilraunir. Little talks es el sencillo que impulsó su carrera al atravesar las fronteras. Otros que se dejan caer desde 2012 en series de tv, anuncios y bandas sonoras de videojuegos, son Kaleo. El grupo liderado por Jökull Júlíusson tiene influencias de folk y blues y este año han grabado su segundo trabajo.
Aunque oficialmente la carrera de Emilíana Torrini comenzó en 1994, año en el que se publicó su primer disco (con 17 años), esta artista de padre italiano y madre islandesa, lleva dedicándose a la música prácticamente toda su vida ya que a los siete años ya formaba parte de un coro tomando parte como soprano. Su carrera está consolidadísima y su discografía está formada por 8 álbumes.
Ahora que sabemos un poco más del panorama cultural islandés, sólo nos falta preparar la maleta y montarnos en el avión. La combinación de música y paisajes tiene que ser brutal. Os dejo algo de trabajo hecho con esta lista:
Wow!!Simplemente: LOVE IT!!¡No tenía ni idea de que la música en Islandia tuviera tanta importancia!!Un viaje a Islandia tampoco estaría mal!:)
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Pues sí, ya podrían aprender otros países de los islandeses y darle a la música y la cultura la importancia que se merece… ¡Qué envidia!
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Inma, simplemente puedo decir fantástico, me he leído del tirón los tres post de tu serie «Con la música a otra parte».
Y creo que eso de viajar a Islandia, lo dejo para el año que viene, que ahora ya empieza ha hacer frió por allí. 😛
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¡Muchas gracias por tu comentario, Anured! 🙂
Seguiré dejándome caer por aquí de vez en cuando para compartir las músicas que voy descubriendo, y leer comentarios como el tuyo da más ánimos.
Y respecto al viaje… creo que nunca sería mal momento para viajar a Islandia, aunque eso sí, ahora habría que ir con una rebequita.
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