El arte de no hacer nada: «Dolce far niente»

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John William Godward, «Sweet doing nothing»

Por Lu Duchamp

¿Cuándo fue la última vez que te tomaste una tarde libre, sin hacer nada? Porque…sabes estar sin hacer nada, ¿no?

Solemos fantasear con momentos de pura holgazanería pero, a la hora de la verdad, siempre encontramos una tarea o una distracción que nos atrapa y nos impide disfrutar del «dulce no hacer nada» que dicen los italianos. Hoy repasamos por qué nos cuesta tanto relajarnos mirando la musarañas.

Parece que los humanos estamos programados para la acción y la interacción con los demás, por lo que la inactividad nos suele incomodar. Seguro que conoces gente que odia los tiempos muertos o momentos de inesperada soledad porque aborrecen tener que enfrentarse a sus propios ecos internos.

Un estudio publicado en la revista Science demostraba que la mayoría de las personas tienen serios problemas para no hacer nada. Esta conclusión se extrajo de una serie de experimentos conductuales elaborados por expertos de las universidades de Harvard y Virginia con estudiantes voluntarios. Estos debían pasar de 6 a 15 minutos simplemente pensando en sus cosas, sin hacer nada, en una habitación aséptica. El 57% de los participantes declaró que le había resultado muy difícil concentrarse y casi la mitad admitió que no le había gustado la experiencia.

Pero además de esta intolerancia a la inactividad, nos tenemos que enfrentar a la voz de nuestra conciencia que a menudo nos repite mensajes de «hiperresponsabilidad» como «acuérdate de que tienes tareas pendientes«; «no deberías perder el tiempo» o «haz cosas útiles«. Me viene a la mente, por ejemplo, un montón de amigos que me han confesado que no practican el saludable y delicioso arte de dormir la siesta por culpabilidad o, incluso, por vergüenza.

Lo preocupante es que esta vocecilla hiperexigente también se ha hecho con el control de nuestro ocio, que se ha vuelto en una búsqueda permanente de momentos emocionantes y experiencias extraordinarias. Parece que no eres nadie si no estás al tanto de la nueva serie, si no tienes una opinión sobre el nuevo grupo de música o si para estas vacaciones no tienes un planazo increíble que incluya aventuras apasionantes. De verdad ¿todavía no has visitado el nuevo restaurante de moda de la ciudad?

No se trata de cambiar nuestra agenda, sino de incluir en ella unos momentos de verdadero descanso, de no hacer nada, …de aburrirse, de dormir, de beber, de pasear, de tomar el sol, sin estar pendiente de nada ni nadie. Sin grandes pretensiones. Permitirse el lujo de perder el tiempo…para ganar vida.

Lu Duchamp¡Hola! Mi nombre es Lu Duchamp. Me gusta disfrutar de los pequeños placeres de la vida cotidiana. No hacer nada, simplemente descansar y darme espacio es uno de ellos. Y tú,  ¿eres capaz de no hacer nada?

7 comentarios en “El arte de no hacer nada: «Dolce far niente»

  1. Compartiendo Macarrones dijo:

    Me ha encantado el artículo y estoy muy de acuerdo. De hecho, llevo pensando en el tema bastante tiempo, pues yo tengo un claro caso de «hiperresponsabilidad». Soy incapaz de estar sin hacer nada porque me siento mal, tengo siempre muchas tareas pendientes y, si no las tengo, las busco porque siento que estoy malgastando el tiempo.

    En breves tengo vacaciones y voy a hacer todo lo posible por romper con esto, aunque luego la vuelta puede que sea más dura, creo que me merezco uno de esos momento para no hacer nada 🙂 ¡Muy interesante!

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  2. Ici Mouse dijo:

    Ya tenía ganas de este post. Es un tema que me fascina. Me fascina el comportamiento humano en ese sentido, que difiere del resto de especies (como en muchas otras cosas). Me fascina cuan adictos nos hemos vuelto (o nos han vuelto) a la «productividad», sesgadamente entendida, claro. Creo que en este tema nos toca desaprender, desaprender de verdad. Por salud mental, y por el planeta en sí (hay que dejarle ya un poco tranquilo, que ya toca). Yo tengo que hacer esfuerzo real por no levantarme a limpiar por ahí cada vez que me veo en el sofá sin hacer nada, simplemente por «hacer algo». Pero cada vez me cuesta menos. El entrenamiento hace milagros 😉

    Me quedo con una frase de Blaise Pascal que resume la cuestión perfectamente y que siempre me ha gustado: «La desgracia del género humano consiste en que el hombre es incapaz de quedarse quieto en una habitación.».

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