Afrontar un mal día

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Un día de Furia (1993)

Por Ici Mouse

Aunque llevemos el positivismo como bandera por la vida, siempre hay un día de esos que por “A” o por “B” se nos tuerce. Esos en los que te olvidas la cartera en casa, pisas un charco, tienes movidita en el trabajo, se te rompe el pantalón, pierdes el transporte para volver a casa y llegas tarde a esa cita importante (sí, problemas del “primer mundo”).

Mediante este post, me gustaría compartir algunas ideas fáciles para aplicar en esas horas de desgana/enfado/demotivación/ira.

Personalmente, dividiría el camino a seguir en dos partes fundamentales. A ser posible conviene cumplir las dos aunque quizá sea la primera la más importante.

1 – Afrontamiento mental

2 – Disfrute experiencial

 

1 – Afrontamiento mental

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El afrontamiento mental se subdivide a su vez en otras dos fases:

1 . 1. Ha sido así. Trata sobre aceptar (pero de verdad) que no todo tiene por qué salir siempre bien y perfecto. Parece fácil pero puede llevar algunos minutos concienciarse sobre esta idea. Romper esa pompa de vida perfecta que nos han vendido y abrazar los contratiempos que nos trae la existencia es cada vez más necesario. No somos máquinas ni robots. No es que el mundo esté compinchado contra ti ni haya un plan malvado universal para fastidiarte, es que el mundo es así, punto. Y por cierto, con todo el respeto, esas cosas que te han ocurrido seguramente podrían calificarse como “chorradas” en la escala de problemas mundiales. Imagina la escala. Es muy útil.

1 . 2. No tiene por qué seguir así. El segundo entrenamiento mental consiste en convencernos de que en cualquier momento podemos cambiar el transcurso de ese día. Esas ideas preconcebidas de “buf..si ya me he levantado así..”, “ya no hay nada que hacer, voy a estar todo el día enfadado”, “nada, ya estoy torcida”… A ver, centrémonos. Ningún sentido. ¿Cuántas veces parecía que todo iba bien pero las cosas se han avinagrado? ¿Por qué no al revés? Tenemos que ser conscientes de que tenemos el poder de redirigir y que cualquier segundo puede ser un punto de inflexión. Lo que queda de día puede ser genial.

2 – Disfrute experiencial

Una vez concienciados de lo anterior, pasamos a la siguiente fase. Vale, lo he pasado un pelín mal… voy a compensarme.

Tiempo. No hay nada peor que haber tenido un día de esos y que no queden minutos del día para ti y tu relajo. Si tenías pensado hacer recados o te habías fijado alguna cita que no te apetece ya demasiado, cancélala (si puedes). La gente suele ser comprensiva y si avisas con la suficiente antelación, creo que no es descortés decir “lo siento, he tenido mal día, ¿te importa quedar otro día?” Suelen preferir eso a estar con una persona con cara de poker durante todo el encuentro. El objetivo está en lograr un hueco y darte el capricho de hacer lo que te GUSTA. Pero lo que te gusta de verdad. Párate a pensar un segundo y piensa ¿qué haría yo ahora si el resto de la humanidad no existiese? (limpiar la cocina no vale, bueno, o sí). Algo con lo que disfrutes.

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Esto es totalmente subjetivo. Todos disfrutamos con cosas distintas por lo que el abanico puede ir desde irse de fiesta improvisada a hojear álbumes de fotos mientras te comes un pastel.

Si no se te ocurre nada, ahí van unas ideas que suelen ir bien:

1 – Deporte. No conozco mejor conversor de un día malo a uno bueno. Suelo decir que he llegado a entrar verdaderamente embajonada al gimnasio y salir como nueva. Pero no hace falta ir al gimnasio. Correr con música, nadar, un paseo rápido sin rumbo… Al principio da pereza (al fin y al cabo el cuerpo solo pide descanso), pero el resultado merece la pena.

2 – Un baño o una ducha. Totalmente minusvalorado. Que el agua caliente caiga sobre tu cuerpo durante el tiempo que tu quieras es un LUJO que pocas personas en el planeta poseen. Disfrútalo. Además, funciona como “limpiador” de ese día de furia personal. Si tienes bañera mejor que mejor. Relajación muscular y cerebral asegurada. Es preferible ponerse una ropa diferente a la que llevábamos antes (sí, esto se suele hacer después de ducharse, lo sé, pero por si acaso). La sensación de cambio a otro momento será mayor puesto que nos liberamos de los elementos que nos han acompañado en ese día. Nuevo. Nuevo. Nuevo.

3 – Si eres sociable, puedes quedar con alguien. Pero queda con alguien con fundamento. Alguien con quien disfrutes de verdad.

4 – Vete al cine o ponte alguna peli (solo o en compañía). Siempre he pensado que las películas tienen propiedades terapéuticas, como los animales. Nos introducen en una historia paralela y a lo largo del metraje olvidas tu vida y tu realidad para vivir la de los personajes. Desconexión garantizada.

Podría seguir y seguir pero como he comentado, lo que le gusta a cada uno es tan personal como el pantone de pelo que lleva.

Y vosotros ¿cómo afrontáis un mal día?

Ici MouseAutor: Ici Mouse
Adoro los roedores, y el mundo Disney. Considero que todos los problemas del mundo tienen su origen en la superpoblación y la incapacidad humana para ver lo auténtico. Para ser auténticos. Por eso me gustas…

Un comentario en “Afrontar un mal día

  1. Una nómada de mudanza dijo:

    ¡Buff!!Yo en mayo tuve más de un día malo, pero para esos días o para luchar contra el estrés del trabajo tengo dos remedios infalibles (al menos para mí):

    1. Ir al gimnasio. ¡Nadie sale agobiado del gimnasio! Yo salgo como si estuviera en una nube, zen total 🙂
    2. Serie+chocolate.Mi plan favorito para cualquier ocasión.

    A veces, las combino y acabo teniendo un super día 🙂

    Un abrazo!!

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