Los «malos» que hacen difícil el arte de la conversación

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Tomasz Zaczeniuk, «Peces voladores»

Por Lu Duchamp

Si quieres moverte en el mundo de la conversación como pez en el agua, tendrás que saber que hay criaturas con las que mantener una buena charla es todo un triunfo.

En el último post hablamos sobre El arte de saber qué decir para romper el hielo y empezar a hablar con alguien. Pero antes de soltarte a iniciar conversaciones a lo loco, es conveniente tener en cuenta que hay muchos tipos peligrosos por ahí sueltos. Yo misma he sido víctima de «atropellos conversacionales». Aquí recojo tres de los más comunes y alguna técnica de autodefensa para hacerles frente.

¡Cuidado!, Peligro de bombardeo

Reconocerás a la primera especie de la que te quiero hablar, conversador policía, por el implacable bombardeo de preguntas al que somete a sus víctimas. En cuanto una persona nueva se les cruza, empiezan con su cuestionario de manera incisiva ¿a qué te dedicas? ¿de dónde eres? ¿tienes pareja? ¿qué edad tienes? ¿llevas mucho tiempo viviendo aquí? El ritmo del interrogatorio es tan rápido, que si caes en sus garras, apenas te dejará tiempo para responder a sus preguntas.

Normalmente, se trata de una persona que se encuentra insegura o que, a falta de tema de conversación, le ha cogido gusto a ser quien lanza las preguntas.

Para neutralizar el ataque y desacelerar la conversación, tendrás que tomar las riendas de la conversación. Hazle una pregunta abierta del tipo ¿en qué consiste tu trabajo? o ¿cómo llegaste a dedicarte a ello? Así conseguirás restablecer un esquema más equilibrado donde los dos podáis participar en la conversación. Si esta técnica de lanzar preguntas no resulta, toma la palabra durante más tiempo, por ejemplo para contar una anécdota o dar una explicación más amplia.

Sí, sí,… pero «yo más»

Seguro que te suena la escena: Tu amigo Tomás te pregunta cómo fue la búsqueda de piso. Apenas empiezas a contestarle cuando Jaime se lanza a contar sus aventuras y desventuras con la búsqueda de su último piso. Así, tu historia particular queda relegada al olvido.

Las personas como Jaime pertenecen a una especie que no deja de multiplicarse: conversador yoyó. Sienten una necesidad imperiosa de ofrecer su (falsa) comprensión y empatía a base de ofrecer su propio relato u opinión, pero en realidad cuando están una conversación están más pendientes de escucharse a sí mismos que a los demás.

Si estás en grupo, procura darle su momento de protagonismo, pero no dejes que nadie se quede sin explicar su historia, dando marcha atrás a la conversación si fuera necesario con fórmulas de tipo «muy divertida tu historia, Jaime, oye entonces tú cómo ibas con tu búsqueda de piso. No nos has terminado de contar». Si te toca lidiar a solas con una especie de este tipo, ¡ánimo! Puedes verlo como un reto. Si consigues que te escuche con atención 10 minutos ininterrumpidos, prémiate porque es señal de que tienes ¡un gran talento para la conversación!

No habrá paz con el «interruptor»

Las personas que hablamos despacio solemos ser víctimas habituales de este tipo de especie: conversador interruptor. Son impacientes y nerviosos, y…acaban terminando tu frase. Te interrumpen todo el tiempo y, además, parece que lo hacen para ayudarte.

Es necesario que se den cuenta de que la interrupción continua es de muy mal gusto, por lo que en este caso es interesante, procurando utilizar el humor, expresar directamente «por favor, no me interrumpas» o «déjame terminar, por favor».

¡Nadie es perfecto!

¿No me digas que te has visto reflejado en la descripción de estas especies? En realidad, seguramente, todos nosotros hayamos participado en alguna falta leve o grave en nuestras conversaciones. ¡Pasa hasta en las mejores familias!

Por supuesto, hay muchísimos más especies y subespecies que hacen peligrar el arte de la conversación, estas serían las tres principales. Por último, me gustaría terminar recordándote que si no estás a gusto con tu interlocutor, ¡no eres un árbol! ¡muévete! Y procura hacerlo con arte.  😀

Lu Duchamp¡Hola! Mi nombre es Lu Duchamp. Hace poco emprendí un viaje en busca de la fórmula de la felicidad. Desde entonces, procuro disfrutar de los pequeños placeres de la vida cotidiana. ¿Me acompañas?

4 comentarios en “Los «malos» que hacen difícil el arte de la conversación

  1. soynube dijo:

    Me gustó tu articulo! 🙂 En el fondo, todo radica en encontrar personas que SABEN escuchar…. tal y como dijo Stephen Covey, nos pasamos la vida aprendiendo cómo hablar, cómo leer, cómo escribir… ¡pero nadie no enseña cómo escuchar!

    Para más información sobre la teoría de Stephen Covey te dejo este link, a lo mejor te gusta. Tiene un libro muy bueno también llamado «Los sietes hábitos de las personas altametne efectivas», que es donde habla de este tema.

    http://www.altonivel.com.mx/47429-6-niveles-para-escuchar-mejor-al-otro-y-generar-empatia.html

    Un saludo,
    Nube

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    • Lu Duchamp dijo:

      ¡Hola nube! Muchas gracias por tu comentario. Sí, exacto, la incapacidad para escuchar a sus interlocutores es lo que tienen en común los «malos conversadores». Muy interesante tus reseñas, ¡Gracias!

      un saludo.
      Lu

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  2. Ici Mouse dijo:

    Muy bueno el post Lu Duchamp. La segunda especie es con la que más me suelo encontrar por desgracia y es verdaderamente frustrante que utilicen el inicio de tu discurso para interrumpirte y usurparlo con el suyo.

    Por otro lado, me gustaría también volver a los clásicos como (no sé si dará para un post) el arte del silencio, cada vez más denigrado y rehuido. La falta de conversación a veces es la máxima demostración de confianza y relajo. No estamos programados para hablar continuamente. No somos papagayos. Creo que este es un arte olvidado que deberíamos de reaprender. El silencio es necesario para oír nuestros propios pensamientos, para despejar la mente, para oxigenar el cerebro.

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    • Lu Duchamp dijo:

      Thank you Ici! Así que te has topado con mucho «yoyó», bueno a veces con una pequeñas dosis de «tutú» te dejan hablar jajaja!!

      Super interesante lo que comentas sobre el silencio. Yo cada vez disfruto más tanto del silencio como de la soledad. Tomo nota de tu propuesta: el arte del silencio y lo pongo en la lista, porque tenía en mente otros temas para las próximas publicaciones…

      Un abrazo.

      Le gusta a 1 persona

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