El arte de regalar

regalar

Donald Zolan Painting Wallpaper, «Childhood Innocence: a gift for Laurie»

Por Lu Duchamp 

El libro que una vez anunciaste que querías leer, una cajita de tus bombones favoritos, aquella cartera de la que te encaprichaste o una simpática postal…hay personas que parecen acertar siempre, y otras… otras, a las que, digamos, les cuesta.

Hoy en El arte de hablaremos del arte de regalar. Preparar con mimo una sorpresita, o un regalo a una persona a la que aprecias puede ser una delicia. Y después, lidiar con esa pequeña incertidumbre ¿le gustará? ¿le sorprenderá? ¿le hará ilusión? para más tarde leer en su mirada gratitud y felicidad. Pero siendo sinceros, la mayoría de los regalos son frutos de compromisos sociales: cumpleaños, navidad, aniversarios, bodas, bautizos, despedidas…lo que hace que este gesto social ya no sea tan divertido y espontáneo.

«Le tengo terror al intercambio de regalos con los amigos porque, al contrario que con la familia, no hay forma posible de saber quién te va a regalar algo y quién no, ni si los regalos han de ser pruebas de cariño o regalos de verdad, y todo es como un intercambio de plicas selladas.» HELEN FIELDING.

Lo cierto es que desde hace algún tiempo vengo huyendo de esos regalos «por compromiso» para recuperar el placer de los auténticos regalos. Y aquí os traigo unas cuantas ideas para que os volváis un poco revolucionarios.

  • Los regalos en grupo…que no se convierta en una dinámica.

Cada miembro hace su aportación económica y, con la recaudación total, se compran una serie de regalos con el acuerdo expreso o tácito de los pagadores. Durante años esta forma de regalar fue instaurada en mi grupo de amigas. Reconozco que es un método muy eficaz pero intento que este modus operandi sea algo puntual, por ejemplo para regalos a mis compañeros de trabajo. Con mis amigos intento huir de estar fórmulas donde me siento “comprometida”. Prefiero comprar personalmente los regalos y ser yo quien decida.

  • ¡Los regalos, mejor sin plazos de entrega!

Nos pasamos el día corriendo de un lado para otro, a veces sin saber muy bien ni en qué día vivimos. Y claro, las fechas de los cumpleaños de nuestros allegados nos suelen bailar, o al menos a mí me pasa. Yo soy un desastre recordando fechas y  admito que llevar la entrega de regalos al día se me hace un poco difícil. Tengo una amiga a la que adoro, y a la que veo menos de lo que me gustaría. Tenemos la costumbre de entregarnos los regalos de ambos cumpleaños con un retraso medio de 2 meses y nos parece más divertido. Eso sí, tenemos que tener un cuidado exquisito para que no caduque o no se pasen los vales de devolución.

  • Los souvenirs o el curioso caso de los regalos que no gustan a nadie (¡ni al propio comprador!).

Capítulo aparte merecen los regalos de recuerdo, los “souvenirs”. Hace tiempo que en mis viajes dejé de cargar con llaveritos y figuritas para amigos y conocidos con la esperanza, debo confesar, de dejar de recibir este tipo de regalos. Y es que, seamos sinceros, ¡la mayoría de los souvenirs son un horror!

Según una encuesta realizada por el buscador de vuelos skyskanner el 69% de los viajeros admiten que no les gusta ni a ellos mismos los recuerdos traídos de sus vacaciones. De ellos el 15% terminan en la basura, mientras que el 18% de esos “bonitos detalles” son olvidados en los armarios. Sin embargo parece que estamos todos programados para comprar este tipo de objetos ya que el turista europeo se gasta de media 27 euros de media en cada viajecito.

Me ha divertido las soluciones de los homenajeados ante esta muestra de cariño. El 6 % aceptan el obsequio para luego volver a regalarlo. El 3% de los viajeros vende sus regalos no deseados en webs destinadas a la subasta de productos como eBay, haciendo negocio de estos artículos no deseados. Un despistado 2% rompe el regalo “accidentalmente” y el 1% de los viajeros directamente rechaza este tipo de detalles.

  • Regalar palabras…que viajan.

Me declaro adicta a escribir (y recibir) postales. Hace un año aproximadamente se me ocurrió empezar a hacerlo, sin esperar a salir de viaje. Simplemente por pura diversión. Y desde entonces los sigo haciendo de regularmente.

Os recomiendo esta práctica que, en mi opinión, tiene muchos beneficios. Primero, es una forma muy barata y sencilla de sorprender a vuestros amigos. Os alucinará la reacción de muchos al descubrir una simpática postal entre facturas y papelotes de propaganda. Yo al menos recuerdo con mucho cariño esos mensajes de amigos emocionados agradeciéndome el detalle de haberles enviado una postal como si fuera el mejor regalo de los últimos tiempos.

Segundo, me resulta una muy buena terapia para relajarme. Después de un día duro o cuando el ánimo empieza a fallar no hay nada mejor que sentarse y desconectar de esos pensamientos negativos para concentrarse en hacer una postal bonita. A mí me hace sentirme como una niña que «pinta y colorea» sin preocupaciones. Además, es una práctica genial para estimular la creatividad. Tengo un amigo con el que intercambio postales y nos obligamos a hacer algo diferente cada vez. Es un reto realmente divertido.

Espero que con estas líneas os hayan entrado ganas de hacer «auténticos regalos» y de disfrutar  al máximo del proceso. ¡Hasta la próxima artistas!

Lu Duchamp¡Hola a todos! Mi nombre es Lu Duchamp Procuro disfrutar del arte de las pequeñas cosas cotidianas y me gustaría hacerte partícipe de ellas ¿me acompañas?

5 comentarios en “El arte de regalar

  1. Iciar dijo:

    Intesante post. Me gustaría aportar mi granito de arena en cuanto al tema de los souvenirs. Las tiendas típicas orientadas al turista (donde encuentras la misma taza con Hong Kong, Paris o Londres escrito según donde te encuentres) me parecen horribles, pero el llevar (o recibir) un cachito de ese lugar donde he estado (o han estado) me parece mágico.

    Por eso hace tiempo renuncié a este tipo de tiendas y sus figuritas y empecé a comprar algo «vulgar» y «útil», de cualquier tienda (o super) al que entra el habitante autóctono. Puede ser una tableta de chocolate de una marca que aquí no existe, un queso de un mercado local (esto no lo vuelvo a hacer por el tema oloroso), un pañuelito de una tienda de barrio… Creo que es mucho más auténtico y puede hacer muchísima ilusión sin necesidad de que esté el nombre del país serigrafiado. 😉

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  2. Pedro Pacio Legaspi dijo:

    Hola, aquí tu anciano y venerable tío Pedro. Veo que como mínimo tienes madera de columnista. El Planeta podría estar cerca. Felicitaciones. Aprovecho para recordarte que mi cumple es el 7 de agosto, así que entre el 7 de junio y el el 7 de octubre espero una postal, aunque también le tengo echado un ojo a una edición platinum integral de las aventuras de Corto Maltés que…

    Le gusta a 1 persona

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