¡Ya casi un mes en París!¡Cómo pasa el tiempo! Todo empezó de manera muy abrupta, de Bruselas a París, de la Comisión Europea a la UNESCO con un breve fin de semana de adaptación. ¿Lo bueno? Me tuve que lanzar directa a la piscina, así que casi no tuve tiempo para los nervios y para el estrés de todos los comienzos. Además, París me da suerte. No me puedo quejar, desde que vine todo me ha ido bien: encontré piso antes de venir a Francia, a buen precio y con compañeras majas, el trabajo me encanta, desde el día uno a tope y con unos compañeros majísimos. Y lo mejor de todo: ¡voy a trabajar andando! ¿Qué más se puede pedir para ser feliz?
París, la ciudad de la luz
París es la quinta ciudad más visitada DEL MUNDO. Su alterego masculino, Londres, la gana. Sí, sí, para los que no lo sepáis se dice que París es una mujer y Londres es un hombre. Después de haber vivido en los dos sitios, ¡no podría estar más de acuerdo! Es una diferencia CLARA, evidente que se palpa en cada paso por la ciudad. París es elegante, refinada, amante de la moda, coqueta… y Londres es basto, serio, fuerte…un homme, quoi!
Está claro que París encandila a cualquiera, porque si ha conseguido que yo me enamore de esta ciudad a cada paso, ¡nadie se le puede resistir! París cuenta con las tiendas más chic y también las más alternativas, buenos restaurantes (de cualquier país del mundo), una oferta cultural inmensa y un centro histórico lleno de pequeños o grandes rincones para enamorados.
No puedes pasar por París sin visitar la Torre Eiffel, Notre Dame, el Louvre, la Ópera, Montmartre y el barrio Latino, pero París es mucho más que eso. París es, prácticamente, un estilo de vida, es comer crêpes de chocolate, pelearte con los tacones para no caerte por sus calles, comprar baguettes y pains au chocolat (napolitanas de toda la vida) e ir a soirées los fines de semana. ¡Eso es París!
¡Me queda tanto por descubrir! Y eso es lo mejor: no saber qué te vas a encontrar por el camino, perderte y sorprenderte. No he hecho mucho turismo. Me da pereza pelearme con los cientos de turistas los fines de semana, pero ¡lo haré! Mi amigo Andreas que ha vivido durante dos años en París me hizo un tour el primer fin de semana y hace dos fines de semana un viejo amigo de Erasmus, de Marsella, me enseñó el Louvre (por fuera) y las tiendas más chic de la ciudad (nada por menos de 2.000 euros). That’s it!, pero prometo seguir descubriendo la ciudad y contaros sus secretos.
¿Una de las ciudades más caras de Europa?
Nadie puede negar que París es una ciudad muy cara. Sólo hace falta ver el precio del café con leche: 4,80€, todavía estoy temblando. Sin embargo, rebuscando, puedes encontrar supermercados con buenos precios para hacer la compra, como el Lidl o el Leader Price (que tiene más variedad que el Lidl y muy buenos precios). Claro está que si eres un sibarita y quieres productos bio y de buena calidad, tendrás que pagar su precio en Bio C’Bon o en Franprix.
Es la ciudad de la moda, así que está llenita de boutiques con precios altos, aunque también tienes Zara o H&M, pero eso sí, el precio, obviamente, también es más elevado que en España. En el mundo de la cosmética es donde he notado más diferencia. En general, los productos son más caros y se tiende más a las marcas. No obstante, el transporte se lleva la palma: ¡70 euros el bono mensual! y el metro es viejo, sucio y un caos. ¡Y nos quejamos en Bilbao de 30 eurillos al mes!
Y yo, ¿qué hago en París?
Prácticas. En la UNESCO. Stop. Hablé sobre este aspecto en una entrada anterior:’¿Próxima parada?: #París?‘. Mi estacia en la UNESCO-París ha sido facilitada por la UNESCO-Etxea y financiada por la BBK. Cambio.
Trabajar en la UNESCO
Estoy encantada. El trabajo me encanta. Principalmente, hago web. Estoy aprendiendo un montón, porque yo he trabajado bastante en creación de contenidos etc, pero aquí también estoy aprendiendo código y la verdad es que me resulta muy entretenido. Tengo compañeros de TODO el mundo, aunque, principalmente, trabajo con un italiano y un alemán y son ADORABLES. Me tratan de maravilla y son muy majos.
Como nota negativa tengo que decir que me parece vergonzoso que un organismo como la UNESCO NO pague a sus becarios. Yo tengo suerte porque recibo una mensualidad de la BBK, pero si no, no estaría aquí, porque…¿cuántas personas pueden permitirse vivir en París sin un suelo? Vaya, una chica de clase obrera como yo, NO. ¿Acaso una organización que defiende los derechos humanos limita una experiencia tan enriquecedora como ésta a aquellos que tienen ‘padres'(porque normalmente son los que financian) que se pueden permitir mandar a un hijo a trabajar de gratis a París? ¿Vamos hacia atrás como los cangrejos? Ahí dejo mi breve reflexión.
Los idiomas: ¿inglés o francés?
¿Para qué elegir cuando puedes tenerlo todo? En París, como muchos ya sabemos, poca gente habla inglés y es que ‘la falta de amor’ que tienen a los ingleses es histórica, no se pasa del odio al amor en un día. En la UNESCO cada cual habla en el idioma en el que se siente más a gusto. Yo aún no me he decidido y, a veces, hasta empiezo la frase en un idioma y termino en otro, aunque estoy más acostumbrada a trabajar en inglés, así que, sin querer, tiendo al inglés en cuestiones técnicas. No obstante, el francés sigue siendo mi idioma favorito, ¡que conste! En casa hablo en francés, vivo con una italiana que habla francés perfectamente y con una francesa de Grenoble, y ninguna de las dos habla inglés, ¡toma!
Conclusión
Tengo que confesar que venía con CERO expectativas respecto a la ciudad y ‘no muchas‘ respecto a la UNESCO. Bueno, más bien, pensaba que iba a ‘ODIAR‘ París: pensaba que iba a ser una ciudad cara (y lo es), estresante, sucia, agobiante y un montón de adjetivos negativos más; y que en la UNESCO iba a reinar el ambiente del sector publico en el que hay mucha burocracia, todo va lento y muchos coffee breaks. Por suerte, me equivocaba.
Vale. París es carísimo, pero puedes encontrar sitios asequibles y en cada esquina hay algún edificio bonito que llama la atención. Yo ando enamorada por sus calles. PUEDE que un punto positivo sea que voy a trabajar andando y ésto me permite librarme del estrés del metro en hora punta. ¡Yuju! En la UNESCO HAY estrés, ese que tanto me gusta…siempre hay algo que hacer, o mil cosas, y he trabajado desde el minuto uno. ¡Así sí!
Si tienes alguna duda concreta y quieres que te la aclare, ¡deja un comentario o mándame un mail!
Un comentario en “Mi primer mes en #París”