Mi primer mes en #Bruselas

Gofres en BruselasNo es la primera vez que hago prácticas en el extranjero, ni la primera vez que tengo que empezar de cero en otro país. Nueva casa, nuevos amigos, nuevo idioma principal. Todo se vuelve excitante. Sin embargo, ya ha pasado el primer mes y un ligero halo de rutina empieza a asentarse en mi vida, ¡por fin! La vida alocada a todo el mundo le gusta por un tiempo, pero un poco de estabilidad siempre es bienvenida.¿Dónde vivo?

¿Debajo de un puente? NO. Encontré una habitación por buen precio y en un buen barrio casi cuando había perdido todas mis esperanzas. No os voy a engañar, buscar piso fue una auténtica pesadilla (creo que ya lo he comentado más veces en el blog y ¡seguiré!). Estrés, desánimo, desesperación…¡todo en uno! Visitar habitaciones tamaño caja de cerillas, llenas de humedades, sucias, en un barrio que da miedo y por más de 500 € puede desanimar hasta al más positivo de los seres humanos.

Por el camino fui conociendo a gente. Vas a ver un piso, te encuentras con dos personas en tu misma situación y haces terapia de grupo con una cerveza. La terapia podría llamarse ‘SOS. Desesperados por no vivir debajo de un puente en Bruselas‘, o algo por el estilo. Yo tuve suerte y acabé debatiendo entre dos buenas opciones y dejando de pensar ‘¿quién me mandaría a mí meterme en este lío otra vez?‘.

¡Al grano! Vivo en Ixelles, el barrio de moda de Bruselas, entre place Flagey y place Jourdan y puedo ir andando al trabajo. ¡Soy una privilegiada! No vivo en un piso, vivo en una casa estilo belga. Son estrechas y con muchos pisos (para que os hagáis una idea). En concreto, es lo que se llama una ‘maison de maître’, ya que los dueños, un matrimonio mayor, viven en la planta de abajo y yo vivo en la planta superior con una griega y una alemana. ¡Tenemos absolutamente de todo! La casa siempre está calentita, la dueña es un amor y entre nosotras ya somos como hermanas (con peleas incluidas). I cannot complain.

La ciudad

Después de que todo el mundo me la vendiera como ‘fea y gris’, a mí no me parece nada fea. Gris, vale, a veces es un poquito gris, pero la primera semana que estuve aquí hacía sol y ahora la lluvia va y viene. Soy de Bilbao, tampoco me parece tan grave. Además, Bruselas tiene algo que no todas las ciudades tienen: ¡la gente es maja! MUY MAJA. Aquí nunca te sientes extranjero, porque la mayoría son extranjeros. Todo el mundo es abierto y trata de ayudar a los demás. Es, simplemente, LA ciudad europea.

Tengo que reconocer que no he hecho muchísimo turismo, pero estoy viviendo la ciudad de otra manera. Voy a conferencias, al gimnasio de mi barrio, quedo con gente de todo el mundo, como gofres, pruebo cervezas belgas… Turismo: sí, he visitado el centro, pero aún no he ido al Atomium y sólo he visitado el Museo de Ixelles. Todo a su tiempo.

¿Ciudad cara?

He vivido en Londres, ya nada me asusta. En general, Bruselas es más barata que otras ciudades europeas como Londres o París, pero sigue siendo la ciudad de los funcionarios europeos, así que ciertas cosas, como el alquiler y los restaurantes, son bastante caras. Podría añadir el transporte a 2.5€ el viaje individual, pero no gasto en Bruselas ni un tercio de lo que gastaba en Londres en transporte, así que estoy ‘over the moon’.

Los idiomas

¡Una locura! Bruselas es una ciudad cosmopolita, así que puedes escuchar muchos idiomas diferentes. En teoría, los idiomas oficiales son el francés y el neerlandés, pero si trabajas en la Eurobubble, rara vez hablarás un idioma que no sea inglés. Obviamente, depende de la institución/asociación e incluso del departamento en que trabajes. Yo trabajo en inglés, pero tengo un par de compañeros que prefieren francés y tengo un gran número de rumanos en mi departamento, así que, detrás del inglés, el rumano es el idioma que más escucho. ¿Curioso, no?

¿Yo? Yo no sé ni en qué idioma hablo. A veces tengo tal lío mental, que uso una especie de ‘franglish’, pero es divertido cambiar de un idioma a otro. ¡Y estoy aprendiendo griego! Una de mis closest friends aquí es griega y ¡vivo con una griega! (a partir de diciembre viviré con DOS griegas), así que inevitablemente, estoy aprendiendo algunas palabras. Al menos, es fácil de pronunciar.

¡Hasta el próximo episodio! Si tienes alguna duda concreta y quieres que te la aclare, ¡deja un comentario o mándame un mail!

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